EBLIDA ha iniciado una campaña de fuerte transcendencia
en la que pide para los ciudadanos el reconocimiento del derecho decidir en qué
soporte (impreso o digital) leen los libros que pueden sacar en préstamo de las
bibliotecas.
Las peticiones de EBLIDA a la Unión Europeason:
- Que las bibliotecas puedan facilitar a sus usuarios los últimos libros electrónicos (como lo vienen haciendo con los libros impresos) adquiriéndolos a precios justos y en términos razonables.
- Que todos los ciudadanos, no solo los que lo pueden pagar, se puedan beneficiar del acceso gratuito a los libros electrónicos en las bibliotecas.
- Que los autores reciban una remuneración justa por el préstamo de los libros Electrónicos al público.
Esto pasaría por un cambio en el marco legal que regula
el comercio del libro digital al que uno puede adherirse firmando a través dechange.org.
¿Cuál es el
problema? Básicamente el que Carme Fenoll definía así: “los editores no acabande dar luz verde al préstamo de libros electrónicos en las bibliotecas públicasporque creen que éste desequilibraría el sector y repercutiría disminuyendo susventas”
Hoy se ha celebrado
en Barcelona una mesa redonda sobre este tema que, a pesar de la hora, ha
suscitado un elevado interés vista la numerosa audiencia que llenaba la sala
donde se ha celebrado. Una parte importante del acto se ha dedicado a explicar
las características de la plataforma para el préstamo de libros en las
bibliotecas públicas que está poniendo en marcha el Ministerio de Cultura y los
servicios de bibliotecas de algunas autonomías. Yo me he quedado con tres ideas
que voy a intentar desarrollar a continuación.
O ganamos esta batalla o cerramos las bibliotecas
Las bibliotecas
cumplen la función social de proporcionar lectura, información y cultura a las
comunidades que sirven. Si esto es cierto (y así se ha creído en los últimos
150 años) no pude haber restricciones en el tipo de documentos que la
biblioteca ofrezca, ni de contenidos ni de formatos. ¿Podemos imaginarnos que
las bibliotecas tuvieran prohibido ofrecer libros de ficción? ¿O no pudieran
ofrecer revistas?
El cambio en el
soporte en el que la humanidad transmite ideas y emociones no puede comportar
una reducción en el acceso de los ciudadanos a la lectura y al conocimiento. Si
esto pasa, si lo permitimos, las bibliotecas dejaran progresivamente de ser instrumentos
útiles para la sociedad y habremos creado una brecha digital que en este caso
será económica (libros digitales para quien pueda pagarlos, impresos para los demás.
El problema no es solo legal ni tecnológico, es
comercial
Des de las
bibliotecas no nos podemos mover en la ambigüedad calculada de decir que los
libros electrónicos, al ser más baratos de producir, deben ser más baratos para
comprar. La cuestión no es el ahorro de la producción digital versus la
impresa, sino los retornos comerciales de la venta del libro digital a las
bibliotecas. ¿Debe tener el mismo precio un libro digital para un particular
que para una biblioteca que puede prestarlo múltiples veces? ¿Las veces que una
biblioteca puede prestar un libro electrónico (que no se desgasta) pueden ser
infinitas? ¿La compra de un libro digital por parte de una biblioteca puede
permitir el préstamo simultáneo a un número indeterminado de usuarios?
Nos gustaría
contestar que sí a las tres preguntas, pero, o se encuentra un modelo económico
capaz de sufragar los costes de editar (y los beneficios comerciales esperables
de esta actividad) o desaparecerán las empresas que corren con los esfuerzos de
editar y, por lo tanto, de permitirnos usar libros digitales. En el mundo
científico parece que se está creando un modelo alternativo (el lector deja de
pagar y pasa a pagar el autor), pero yo no conozco otra opción que la de llegar
a un marco de acuerdo entre editores, autores, distribuidores y bibliotecas que
regule de forma no totalmente insatisfactoria para ninguna parte el tráfico
comercial.
Lo que está en juego no son los objetos que las
bibliotecas prestan sino el control del tráfico que generan
Y hablando de
tráfico, el que hasta ahora ha sido importante en las bibliotecas ha sido el de
objetos (libros comprados, libros catalogados, libros usados). En los próximos años
la accesibilidad a la bibliografía recreativa y formativa aumentará por
diferentes vías (una de ellas –esperemos- será la oferta de libros digitales
que podrán tener las bibliotecas), y con este aumento de la facilidad de acceso
disminuirá el valor de los objetos que se intercambian para pasar a aumenta el
valor del tráfico en sí mismo.
Hoy algunos
servicios de Internet (de hecho, bastantes) son gratuitos por el usuario porqué
los proveedores sacan partido del tráfico que se produce en su portal. De la
misma forma que hoy para las bibliotecas su tesoro son los documentos que en su
momento compró, en un futuro no muy lejano el gran valor serán los datos sobre
los usos de estos objetos. Y esto además, tendrá una dimensión mundial.
p.e. En la foto, Glòria
Pérez, vicepresidenta de Eblida (y de la CE de IFLA) abriendo la mesa redonda.