dilluns, 22 de desembre del 2014

Identidad(es) profesional(es)


Se acaba de publicar el nº 70 del CLIP, Boletín de SEDIC. En la sección DEBATE Isabel Bordes, Javier Docampo, Hilario Hernández y José Pablo Gallo opinan sobre el informe "Prospectiva 2020: las diez áreas que más van a cambiar en nuestras bibliotecas en los próximos años". Incluye también un interesante artículo de Isabel Bernal (“Tendencias y cuestiones en sistemas integrados de información científica”), una entrevista a Paz Fernández y Fernández-Cuesta (Directora del Servicio de Bibliotecas de la Fundación Juan March), la descripción del proyecto de formación en línea SocialBiblio y de la Biblioteca de la Fundación Lázaro Galdiano. También recoge un artículo mío (Identidades profesionales) que incluyo aquí.


A Xavier Agenjo

Una definición de profesión sociológicamente correcta debería combinar conocimientos específicos, formación reglada, una deontología determinada y una red de relaciones personales más o menos organizada. Pero, una definición más intuitiva y menos codificada nos dice que una profesión viene definida por el estado de un objeto: una persona en tanto que enfermo (médico), un edificio en tanto que lugar habitable (arquitecto), un espacio en tanto que una área de interacción de actividades humanas (geógrafo). Desde esta última perspectiva, nuestra profesión, quedaría, sin duda alguna, popularmente definida por el documento en tanto que algo a conservar. 

He argumentado recientemente [1] que tenemos un problema y que este no está en nuestra supuesta incapacidad de innovar (que la tenemos) sino en una pertinaz asociación entre nosotros y la actividad de coleccionar y conservar objetos. Una profesión lo es, entre otras cosas, porque su identidad es reconocida desde fuera de la profesión; los no profesionales crean imágenes (tópicas, muchas veces) de lo que creen que el profesional es o hace. La imagen popular y la profesional quizá no coincidan nunca del todo, pero se solapan lo suficiente como para permitir entenderse en su significado. Pero nosotros no nos vemos tal como nos ven, de aquí surge una incomodidad identitaria. 

Creo que la incomodidad con nuestra identidad (mejor dicho, de la nuestra tal como la sentimos con la imagen proyectada o percibida) proviene de los años 60-70, cuándo, con la aparición, primero, y generalización, después, de los ordenadores, la información se despega del objeto portador y empieza a tener vida propia más allá de lo que los académicos han denominado soportes documentales. 

Nacemos como profesión en el Siglo XIX. Pero, a diferencia de los químicos, que en el alquimista no ven más que un antecedente protocientífico (o de los biólogos modernos, que no se reconocen en el naturalista), la continuidad física del objeto que tratamos ha conferido a nuestra identidad una continuidad que hemos querido remontar a siglos lejanos[2]

Pero, ¿Cuál es esta 'nuestra profesión' a la que no nombro ni defino? ¿De qué se ocupa? Hemos dicho que del documento en tanto que algo a conservar, pero esta es una base falsa. Inmersos en un contexto de más de 3.000 años de información atada a su soporte y de información escasa, no hemos sabido ver que nuestro punto de vista (nuestra aportación profesional) tiene más que ver con la facilitación del conocimiento que con el coleccionar objetos portadores de información. 

Hace bastantes años (pero no siglos), algunos estudiosos dejaron la investigación pura para dedicarse a organizar la información y convertirse así en 'ayudadores' de sus compañeros. A mediados del S XIX, intelectuales ayudadores recogieron vestigios históricos de todo tipo y, para facilitar su estudio, los rodearon de libros; y a finales del XIX inicios del XX, intelectuales ayudadores recogieron información para facilitar el acceso al conocimiento a un nivel menos erudito. Pero la información (atada a su soporte) se pre-clasifica, por motivos prácticos, antes por forma que por materia. Así, pronto las salas de almacenaje pluridocumntales se convirtieron en archivos, bibliotecas o museos, según lo que contuvieran; y los eruditos dedicados a su cuidado, recibieron, en función del tipo de documento a tratar, los nombres de archiveros, bibliotecarios o museólogos. 

Objetos portadores de información separados por su forma comportan criterios distintos de organización, y de estos derivan tecnologías y conocimientos específicos. De cada praxis surge una identidad profesional distinta que -equivocadamente- pone el acento en el objeto como soporte, y se olvida de su función: facilitar el conocimiento. En las épocas de expansión, como las vividas hasta hace pocos años, las identidades profesionales se multiplicaron, así se añadieron distinciones y surgen documentalistas, hemerógrafos, bibliotecarios escolares y bibliómetras. Contrapuestos los unos con(tra) los otros, cada (sub)grupo con necesidades propias de afirmación, con el enfoque equivocado sobre el punto de vista específico que aportamos…, con todo esto, las identidades profesionales respectivas se han reforzado en las pasadas décadas, al tiempo que se diluía el tronco común. 

La multiplicación de identidades profesionales tiene mucho de lógico. Lo parecido, de cerca aparece distinto, y lo distinto puede regirse por reglas mucho más ajustadas a cada una de las identidades sin necesidad de ejercer la abstracción ni de manejar la ambigüedad. Tienen mucho de real, también, ya que las profesiones se ejercen en ámbitos determinados y estos determinan un contexto ineludible y no intercambiable. 

Pero la aceleración del cambio tecnológico que se produce a partir de los años 60-70 con los ordenadores, y, algo más tarde, con Internet, rompe con la asociación información-soporte y se debilitan así los sustratos de muchas (sub)identidades profesionales. Se debilitan las específicas y no aparece por ninguna parte la global: pasamos a sentir incomodidad identitaria. 

Si observamos el panorama profesional, éste puede parecernos diverso y fragmentado. Las aproximaciones a un mismo punto de vista (facilitar el conocimiento) nos conducen a realidades muy distintas (contar cuentos en una biblioteca púbica, fijar procesos documentales en una organización o crear planes de gestión de datos en un centro de investigación, por ejemplo). Pero nuestra profesión es más una práctica que una ciencia, y como práctica carece de una troncalidad de conocimientos básicos de los que se derive lo demás. Sería cómodo tener (algún día lo tendremos) verdades fundamentadoras comunes que aunaran en la teoría prácticas alejadas, pero hoy por hoy lo que tenemos en común es una intención o un punto de vista. Punto de vista propio con respecto a otras profesiones, pero variado en su ejercicio. 

Nací en una ciudad pequeña y, empapado de mi identidad, me burlé de los nacidos en el pueblo grande de al lado (al que no le conferíamos la categoría de ciudad que sí otorgábamos graciosamente a la nuestra). Me instale a vivir (algo) lejos, y, con la lejanía vi diluirse aquellos hechos diferenciales para pasar a descubrir similitudes por encima de las diferencias (pero no dejo de ser de donde nací). 

Uno de los retos de la humanidad en este siglo casi acabado de estrenar será la combinación y coexistencia de identidades. Saber sentirse parte de lo global sin tener que renunciar a lo ideosincrático. Profesionalmente hablando, poder alimentar lo GLAMorosamente [3] común a partir de la forma en cada uno vive su forma de ejercer la profesión. 

En el S. XXI uniremos las identidades profesionales que, por limitaciones tecnológicas, empezamos a separar en el S. XIX y que consagramos a lo largo del S. XX, y, sin diluir las diferencias, nos ofreceremos a una sociedad compleja como ayudadores en el difícil (pero más que nunca necesario) proceso de adquirir conocimiento. 

[1]
¿Son las bibliotecas sostenibles en un mundo de información libre, digital y en red?
http://www.elprofesionaldelainformacion.com/contenidos/2014/nov/07_esp.pdf
[2]
"For the entire history of libraries as we know them -- 2,000 or 3,000 years -- we have lived in a world of information scarcity," said Terrence J. Metz, university librarian at Hamline University. "What's happened in the last two decades is that's been turned completely on its head. Now we're living in a world of superabundance."
https://www.insidehighered.com/news/2014/12/10/rethinking-library-proves-divisive-topic-many-liberal-arts-institutions
[3]
Hakkennes S, Green S. Measures for assessing practice change in medical practitioners. Implementation Science 2006;1, 29.

diumenge, 30 de novembre del 2014

Lectura actual = lectura digital




M’agraden el supermercats francesos perquè hi pots trobar plomes. A França, és obligatori escriure en ploma a l’escola perquè creuen que aquest instrument en millora l’aprenentatge. Finlàndia, però, anuncia que abandona l’ensenyament de l’escriptura a ma. Ho explica i aplaudeix Enrique Dans en el seu bloc, al post: Escribir a mano es del siglo pasado

Hi ha setmanes en que un tema es posa en línia. La passada ha estat per a mi la de la lectura digital.  

A la darrera trobada de LECXIT Jordi Jubany assenyalava els set aspectes en què (a parer seu) la digitalització esta afectant a la lectura. Podeu veure la presentació completa a SlideShare, però, del que va explicar en destaco: l'alta velocitat dels canvis en la lectura formal i informal, com la lectura digital suposa un  accés integrat a recursos e- (és a dir, la lectura va acompanyada de fer comentaris, de consultar diccionaris, de  recomanar texts...), que escriure pot formar part del procés lector ja que la lectura passa a ser un element de socialització, i que hi ha correlació entre comprensió lectora i competència digital.

En Jordi acabava així: “Llegir avui és més: més interessant, més important, i més complex alhora”.

La complexitat de la lectura digital fa que l’aprenentatge de la lectura crítica sigui avui més important que mai. Així resumiria l’amena aportació de Daniel Cassany al darrer Glop de cervesa.

Va dir més coses en Daniel, específicament que canvia la manera de llegir. Hi ha més formes de llegir, i algunes (els whatsApp’s, per exemple), són difícils de reconèixer com a tals vistes des d’una perspectiva tradicional. Si abans la lectura era de més de profunditat i de menys amplitud, ara és més amplia i menys profunda. No hi va haver manera (i això és a favor seu) Que en Daniel digués que la lectura actual és millor o pitjor que la d’abans.

Em va interessar molt la seva observació que ara sovint llegim fora de context, i això fa que sigui més difícil trobar-hi significat. Segur que molt bibliotecaris s’ha preguntat per què carai posem el lloc d’edició. L’explicació (que tenia sentit fa uns anys i ja no ara) és que el lloc d’edició donava context. Un bon exemple: un llibre de psicologia publicat a Buenos Aires els anys 70 probablement era d’orientació psicoanalítica. Ara, la xarxa ha fet el món pla. Accedim a molt més, perdent context en el camí.

Per cert, ens va recomanar un article seu: Confesiones de un autor pirateado. Li he fet cas i em faig eco de la seva recomanació.

Acabo esmentant la taula rodona «La lectura a la xarxa, la xarxa de la lectura» (amb Teresa Fèrriz, Oiol Izquierdo, Ester F. Matalí, i Trina Milan) al IV Fòrum de patrimoni literari. Vaig arribar tard i no en puc fer ni crònica ni comentari. Espero que els organitzadors en publiquin aviat algun resum.


Per als bibliotecaris, l’evolució de la lectura és un tema de cabdal importància. No només perquè hem de començar a pensar què en farem dels llibres que guardem (recomano la visita guiada per en Bib the Book al Minnesota Library Storage), sinó, sobretot, perquè les noves formes de llegir han de determinar les noves formes que han de prendre els serveis bibliotecaris. Anem-ho fent!

diumenge, 23 de novembre del 2014

El plaer per llegir com a clau de l’è(c)xit



Un dels principals problemes de la societat espanyola (i de la catalana, que en això no és diferent) és que tenim un índex de fracàs escolar superior a la mitjana dels països del nostre entorn. Diversos estudis han mostrat que hi ha correlació entre fracàs escolar i exclusió social i entre fracàs escolar i baixes competències lectores. Treballar, doncs, per millorar les competències lectores és fer-ho per una societat inclusiva.

Això està fent la Fundació Jaume Bofill, fundació indispensable, per a això i per a moltes altres coses, en la societat catalana d’avui. Ho fa amb el programa LECXIT el qual “té per objectiu incrementar l'èxit educatiu dels infants a través del treball per la millora de la seva comprensió lectora” i ho fa “gràcies al voluntariat i a la implicació de l'entorn dels nens i nenes que participen en el programa”.

En vaig parlar en un post d’ara fa dos anys (Llegim i humanitzem-nos: lectura i èxit educatiu) a propòsit de la seva 1a trobada. El passat 22N fer la seva 3a omplint del tot la sala d’actes del CaixaFòrum (no pas petita, per cert). La seva intenció era retre comptes de tres anys de treball.

Àlex Cossials (a la foto) va donar dades de les persones i institucions implicades i, el més important, els seus efectes. Un 74% dels nens que han participat en el programa estaven sota el seu nivell en competències lectores, percentatge que s’ha reduït fins al 19% després de de l’experiència. Així, l’atenció personalitzada d’un adult amb un nen en el procés de la lectura millor les capacitats lectores dels nens. Els resultats mostren, doncs, que el que fa LECXIT contribueix a que els nens arribin a les competències lectores de la seva edat.

Què ho fa això? Segons Àlex, diversos factors: la formació i acompanyament dels voluntaris, que cada nen tingui un mentor, la implicació de l’escola i de l’entorn (família inclosa)... i traspassar el plaer per llegir. Si la lectura és un element tan important de la formació, l’escola podria programar-la com un coneixement instrumental i convertir-la en una assignatura més. Però, ai las!, el plaer no s’ensenya, s’encomana, i aprendre a disfrutar no pot ser una activitat dirigida, sinó que ha de ser l’expansió d’un mateix. Aquesta és una de les funcions de la biblioteca a l’escola, i com pot l’escola realitzar-la sense que les escoles tinguin biblioteca?

El representant del Dep. d’Ensenyament a l’acte qualificava els avenços fets els darrers vuit anys d’espectaculars (sic) gràcies al programa puntedu i es lamentava que la crisi hagués estroncat de forma tan cruel aquest camí ascendent. Jo penso que no millorarem gens la feina que fem ni la societat que ens volta si som tan condescendents amb els efectes de les nostres accions. Portem a sobre 35 anys d’autogovern i alguna cosa més podíem haver fet en biblioteques escolars. Els benintencionats apropaments de la biblioteca pública a l’escola han quedat en res o en poc i el COBDC no es pot pas dir que hagi destacat per dedicar al tema una atenció prioritària.


Dos apunts més per acabar:
  • El 53% dels voluntaris que acompanyen als nens en la lectura una hora a la setmana son menors de 25, i el 89% són dones. Clarament la paraula solidaritat s'escriu en femení i el gènere ‘ajudador’ és el femení. Es poden deduir coses que afecten la professió de bibliotecari, a partir d’això.
  • Davant les intranquil·litats que genera que les màquines cada vegada ocupin més el nostre temps, les paraules de Jordi Jubany: llegir avui es més: més interessant, més important i més complex alhora.



diumenge, 12 d’octubre del 2014

Quiero votar



Sí, ya lo sé, ya lo sé, ya lo sé, que el marco legal no lo permite. 

Sí, ya lo sé, ya lo sé, ya lo sé, que llevamos mucho tiempo así. 

Sí, ya lo sé, ya lo sé, ya lo sé, que esta petición es inoportuna por estar hecha en tiempos de crisis. 

Sí, ya lo sé, pero, yo, yo quiero votar.

Las situaciones establecidas son reformables cuando el contexto social en el que surgen cambia, o cuando se rompe el consenso a partir del cual se fundaron.

Hace unos días hubo elección de la nueva junta de FesabidFue una elección entre pocos: entre los presidentes de las asociaciones que forman Fesabid. Sin lugar a dudas ha sido conforme a los estatutos de la entidad, pero, a mi entender, ya no conforme al sentir del tiempo.

He contado en este Blog el contexto de la creaciónde FesabidNo lo voy a volver a hacer ahora, pero han pasado muchos años. Si entonces valió que la elección fuera por método indirecto (solo los presidentes votas), creo que ahora se impone una elección directa (votan todos los profesionales asociados).


Querer votar (y dejar votar) es democrático. No solo lo merecen los miembros de las asociaciones que conforman la Federación, sino que la elección por sufragio popular directo daría a las juntas salientes una fuerza democrática que les ayudaría en su tarea.


diumenge, 14 de setembre del 2014

Serien millors les biblioteques públiques en una Catalunya independent?



Un dels arguments anti-independentistes més repetit és que els pro independentistes enganyen la gent oferint un panorama embellit (i fals) d’una hipotètica Catalunya independent. Malgrat jo no hagi trobat cap pintura idíl·lica en els llibres o articles que he llegit sobre el tema (entre altres coses, perquè a la costa tarragonina no sembla que hi hagi unes bosses de petroli inexhauribles), reflexionar sobre si serien millors les biblioteques públiques en una Catalunya independent sembla un bon repte.

Caldria, en 1r lloc, establir quina és la situació de les biblioteques publiques de Catalunya. Aquesta és evidentment bona si es compara amb el passat remot (20 anys) o més recent (10 anys), o si es compara la de territoris veïns (això vol dir tant la resta d’Espanya com França, per exemple). Però una situació comparativament bona no és una situació òptima. 

Al meu entendre, les biblioteques públiques catalanes arrosseguen tres tipus de llast: estructural, organitzatiu i de canvi de paradigma.

El pes del nostre passat. Portem damunt la nostra esquena segles d’incúria cultural. Això comporta uns índexs de lectura més baixos que la mitjana europea, però també una menor disponibilitat a invertir en cultura. Les moltes (i bones) biblioteques que hem fet en el passat recent les hem començat a fer quan tots els ajuntament ja tenien el seu poliesportiu. Vist el nostre passat recent, la nostra societat (sigui aquesta la catalana o la espanyola), no ha considerat fonamental millorar la infraestructura cultural i no ha invertit el que calia per millorar el coneixement de l’anglès entre la població, disminuir el fracàs escolar o reformar la FP.

Els problemes mal resolts. He pogut comprovar més d’una vegada que als responsables del sistema públic de biblioteques no els agrada que se’ls digui que aquest es basa en un repartiment competencial confús entre municipis, diputacions i Generalitat. En el sistema espanyol de biblioteques públiques conflueix una estructura organitzativa del S. XIX (les biblioteques provincials de funcionament centralitzat) amb estructures del S. XX (com la que va crear la Mancomunitat: biblioteques municipals recolzades per una xarxa). Passa però que estem al S. XXI i que a Catalunya tenim la meitat del sistema de biblioteques regit per una diputació i l’altra meitat per la Generalitat, i que cap dels dos ha fet front com calia als canvis que venen imposats per una informació que cada vegada és més digital, més accessible des de fora de les biblioteques físiques i que requereix noves competències professionals.

Un canvi de paradigma que ens amenaça. Podem debatre si és una oportunitat o si és una amenaça, però tots estarem d’acord en que estem vivint un canvi de paradigma en el qual algunes institucions sòlidament establertes i gens qüestionades al llarg del S. XX poden ser vistes com prescindibles per la societat que fins ara les ha sufragat. Per exemple, les biblioteques. Vivim temps de canvis i no es tracta només de fer anuncis de millora als poders públics i a la ciutadania, cal a més, (de)mostrar que les biblioteques (convenientment renovades) poden continuar ajudant a les societats que les financen. Això és més fàcil de dir que de fer; la sort és que en aquest propòsit ens acompanya la
Comunitat internacional de bibliotecaris.

Aquests tres condicionants no quedarien modificats en una Catalunya independent. Sí que varia la capacitat d’afrontar-los, ja que, amb menys ‘dependència’, s’eliminarien alguns obstacles per canviar o, més ben dit, hi hauria més capacitat per dirigir els canvis. Posem un exemple, una Catalunya independent dins Europa no podria evitar pagar el cànon per fer préstecs a les biblioteques -perquè aquesta obligació prové d’una directiva europea- però podria en canvi establir un sistema diferent al que ha triat el Ministerio de Cultura per remunerar als autors pels préstecs de les seves obres fets a biblioteques. Les capacitats de millora de les biblioteques dependrien de tres factors: les prioritats, la voluntat, el projecte.

Són les prioritats les que determinen els recursos existents. Com més recursos, millor, però, per a equipaments poc costosos (comparativament parlant) com les biblioteques, de recursos sempre n’hi ha prou. Altra cosa és que es prioritzin els recursos existents i que les inversions culturals passin davant d’altres. Una Catalunya independent pot afavorir el turisme o la competitivitat industrial, cada opció és lícita i aporta riquesa d’una manera diferent; la primera, però no necessita que els pobles i ciutats (ni els centres educatius) tinguin biblioteques especialment bones, la segona, sí.

No hi ha millora sense voluntat de millora. Les biblioteques públiques catalanes són indubtablement millors del que eren fa uns anys, però algunes millores perfectament possibles no s’han fet. Quines? Doncs, per exemple, un catàleg col·lectiu de les biblioteques municipals, o, un servei de préstec a nivell de Catalunya, o la compra conjunta de recursos electrònics (bases de dades, revistes o llibres). En el passat, algunes de les millores citades es veien impossibles degut a la confrontació política entre la Generalitat i la Diputació de Barcelona, però aquestes dues entitats han estat del mateix color polític a les darreres 4 legislatures (dues del tripartit i les dues darreres de govern Mas) sense que hagi canviat res. Haurem de reconèixer que la manca de voluntat no està en els polítics sinó en els tècnics?

No podem anar a més si no sabem cap on anem. Fer és saber què fer, i saber què fer a les biblioteques ha estat fàcil en la 2a meitat del S. XX: més biblioteques amb més llibres. Però els desenvolupaments tecnològics estan canviant de forma profunda l’entorn en el que ens movem. El canvi és tant tecnològic com social, afecta alhora els objectes transportadors d’informació com els costums dels lectors i les maneres de llegir. Tenir una certa visió estratègica sempre és útil, però ho és més en moments d’incertesa i de canvis i jo no conec cap document del Departament de Cultura o del Consell de Biblioteques on s’esbossi cap cosa que pugui assemblar-se a un pla d’actuacions o una visió estratègica.


Les societats catalana i espanyola viuen tímids moments de voluntat de canvi, però les millores, si bé depenen d’elements estructurals (els recursos materials o el fet de ser un estat), depenen també d’altes factors. Val la pena llegir el petit best-seller de Daron Acemoglu i James A. Robinson, “Why nations fail”: les millores depenen menys de determinants geogràfics o materials que de la forma com fem les coses i de si premiem (amb bens materials o espirituals) a qui fa les coses ben fetes, o no.


diumenge, 31 d’agost del 2014

SpotiBooks




Impulsades pel pla de compres de llibres digitals de la Subdirección General de Coordinación Bibliotecaria, en els darrers mesos les biblioteques públiques espanyoles han emprès importants esforços per oferir als seus usuaris llibres electrònics en préstec. Ho fan amb voluntat de servei, però també amb la idea clara que les biblioteques públiques no poen sobreviure si no ofereixen als lectors el mateix que s’ofereix comercialment: la lectura digital.

Mentrestant però, la batalla de la lectura en digital pot estar-se produint en altres escenaris. Imaginem un servei com Spotify per a llibres (donem-nos la llibertat d’anomenar-lo SpotiBooks): un servei que a canvi del pagament d’una  tarifa plana mensual permet llegir els llibres que es vulguin d’un ampli catàleg. Això és el que ofereixen en castellà Nubico
(plataformacreada per Telefónica i Círculo de Lectoresque ofereix ‘lectura sin límites por 8,99€ al mes’, o 24symbols que ofereix lectura gratuïta o una versió Premium si es paga una quota anual de 60€.

Lògicament però, ha tingut més impacte el llançament d’Amazon del seu producte KindleUnlimited  (un catàleg de 600.000 títols per una quota mensuals de 10$), novetat de la que se n’ha fet ressò, per exemple, el Wall Street JournalEl nou producte d’Amazon ha estat examinat des d’una perspectiva econòmica per EnriqueDans o bibliotecària (The digital shift).

La informació en digital és substancialment diferent de la impresa no només perquè és diferent la forma d’usar-la, sinó per les noves formes de negoci que apareixen. Les compres consorciades d’informació -que han comportat un increment notable de la informació disponible als usuaris de biblioteques- han aparegut en l’entorn digital, i l’Accés Obert a la informació científica, també.

Podem debatre fins a quin punt surt a compte la subscripció a serveis d’aquest tipus o evidenciar que seran serveis només per a qui els pugui pagar, però la lliçó que crec que cal extreure de serveis comercials com els comentats és que els temps estan canviant ràpidament. Les biblioteques existeixen per afavorir l’hàbit de la lectura i un accés igualitari a la informació i han crescut en un àmbit de llibre imprès escàs. Ens hem acostumat a tenir un públic fidelitzat no només per la conveniència dels nostres serveis sinó per la inexistència d’alternatives.

Els serveis de llibres digitals de tarifa plana competeixen amb la biblioteca en conveniència d’ús perquè no sempre les biblioteques hem sabut o volgut evolucionar els serveis per adaptar-nos a unes necessitats socials que són cada cop més exigents. Els horaris de les biblioteques mai no podran competir amb el 24x7 d’Internet, però podrien apropar-se més del que no ho fan a la disponibilitat dels ciutadans per visitar-les. Poques biblioteques tenen 600.000 títols, però, agrupades en un sistema de catàleg col·lectiu que permeti fer préstec entre biblioteques, poden oferir molta més quantitat i –sobre tot- molta més diversitat als lectors.

Cal refonamentar el valor de les biblioteques ja que el seu atractiu fins ara ha pivotat sobre la base de poder oferir una gran varietat de llibres. L’escassesa (relativa) de llibres a nivell social, feia que la riquesa (relativa) del fons de qualsevol biblioteca pública fos apreciable. Basats en això, les biblioteques no han posat prou en evidència els beneficis socials que generen: preservar la memòria, fomentar la lectura, generar sentit de comunitat, fer de prescriptors literaris, oferir un espai de repòs...  






diumenge, 22 de juny del 2014

¿Mejor juntos?


Hace muchos años, nuestros antepasados aprendieron que si coordinaban sus esfuerzos, en vez de cazar conejos podía cazar ciervos. Aprendieron que juntos, mejor.

Un chimpancé en cautividad aprende que moviendo una palanca recibe un premio. El experimento se complica y el chimpancé recibe un trozo de pepino cada vez que mueve la palanca, y, a su vez, un congénere suyo (sin hacer nada) recibe lo mismo; el chimpancé continúa apretando la palanca. Se modifica el experimento el chimpancé que aprieta la palanca continúa recibiendo pepino pero el otro pasa a recibir una uva; al segundo intento el chimpancé deja de mover la palanca. Juntos mejor pero no a cualquier precio,  

Los mamíferos superiores somos así: no sólo importa el resultado, también importa la forma de conseguirlo.

La Universidad de Barcelona planea reducir a la mitad sus facultades y departamentosLa medida comportará la fusión de varias facultades, entre ellas de la Biblioteconomía y Documentación que pasará a integrarse en una macro facultad de ciencias humanas y sociales.  El primer borrador de la propuesta viene a argumentar que lo pequeño (ya) no es hermoso y que mejor juntos (para conseguir economía de escala). Esta es una tendencia europea constatable no sólo a nivel de universidades. Con menos recursos prima la concentración organizacional. Pero la fusión de entidades es el qué, y el qué no lo es todo, también debe saberse gestionar el cómo. No en vano anticipaba M. Castells que la gestión de las identidades sería uno de los temas clave del siglo XXI.

Desde un punto de vista profesional, ¿la subsumisión de la facultad de BiD en una de mayor, tiene importancia? A mi entender sí. Las profesiones se estructuran de dos maneras: a la forma anglosajona, a partir de las homologaciones que hacen asociaciones profesionales uy poderosas, o bien a la forma europea continental, a partir de titulaciones académicas. Así, si hay profesión debe haber una facultad que la estructure. Bien es cierto que no es necesario que ésta tenga una estructura de facultad dentro de la organización de una universidad, pero sí lo es que exista una organización que se corresponda con la profesión y que pueda dialogar con ella para así ajustar las necesidades de formación, de que exista al menos una facultad ‘virtual’.  

La solución a las complejidades del mundo global pasará por crear fusiones, pero también por mantener identidades; por crear economías de escala que respondan a las necesidades sociales y que no se basen solo en el one-size-fits-all.

Una profesión es una disciplina académica, pero, en el ámbito de la ida cotidiana, es un punto de vista, una manera de mirarse las cosas, una forma de modificar la realidad. Si creemos que la nuestra representa algún valor para la sociedad, si tiene un punto de vista exclusivo, si creemos que el facilitar información para el conocimiento no está entro los valores nucleares de ninguna otra profesión, en este caso la estructuración de los estudios profesionales es un tema profesional.


La triste experiencia muestra que las fusiones no comportan automáticamente mejoras, pueden traer más burocracia ineficaz, la consagración de un reparto injusto de recursos y la anulación (improductiva) de la personalidad.

dilluns, 2 de juny del 2014

Bibliotecas digitales y el futuro de las bibliotecas



Acaba de aparecer el último número de CLIP, el Boletín de SEDICEn él, Blanca San José Montano, vocal de Publicaciones de SEDIC me hace una entrevista que reproduzco en dos entregas aquí.

Blanca San José. En 2005, en la ponencia Los repositorios como componentes esenciales de las bibliotecas digitales: la experiencia de las bibliotecas universitarias de Cataluña (CBUC)  pronosticasteis que los repositorios “tendrían una función de dar soporte a servicios de valor añadido de diferentes tipos: revistas electrónicas, entornos de aprendizaje… que se crearían extrayendo objetos digitales de distintos repositorios…”. ¿Puedes enumerar los servicios de valor añadido que se prestan actualmente? 

Lluís Anglada: Bueno, esto se ha demostrado ser una predicción falsa. El concepto de repositorio es relativamente reciente. El texto ‘fundacional’ de SPARC (The case for institutional repositories: a SPARC position paper, release 1.0) es del año 2002. Lo que entonces parecía ser el problema era la gestión de los objetos digitales (libros y fotografías digitalizados, pre-prints, tesis doctorales…): Los repositorios institucionales concebidos como el lugar único en el que una institución depositaría TODA su producción académica parecían ser la solución. Mi afirmación de entonces se produce dentro de este contexto: un repositorio único que no tienen más función que la de almacenar ordenadamente (para el presente y para el futuro) la producción académica de una universidad. Otras aplicaciones o funciones de realizarían yendo al repositorio a buscar los objetos pero sin necesidad de que fueran estas aplicaciones las que los contuvieran.

Esto no ha resultado ser así. Los campus virtuales y las revistas digitales se han construido de forma independiente a los repositorios. A estos les queda el papel de ser el archivo perpetuo de la producción. Quizá sea una lástima, pero en todo caso ha sido así. La evolución de los repositorios no está terminada aún. Creo que la idea de que sean almacenes únicos de una universidad no ha terminado de funcionar. Está claro, por ejemplo que los materiales de aprendizaje se están escapando de los repositorios, estos, por otra parte, han pasado a jugar en la liga del acceso abierto y esta competición tiene sus propias reglas. Actualmente los CRIS (Current Research Information System) parecen ser los instrumentos de la vía verde del OA para hacer posible la creación de una infraestructura de acceso a la producción científica  y en este movimiento el papel de los repositorios queda relegado a la preservación y a servir de archivo para los CRIS.

Pero es relativamente poco importante con qué instrumentos concretos se consigue una finalidad.  La biblioteca es la organización que dentro de una institución debe guardar la información que la institución produce. Esto ya es un valor, y es un valor no asegurado ya que la preservación digital no es un tema resuelto aún. Seguramente será un papel que asuman las bibliotecas ya estas son las organizaciones ya comprometidas con la preservación futura de la información (lo están también los archivos y los muesos, pero la experiencia de las bibliotecas es mayor y sobre más diversidad de objetos documentales).
La existencia de repositorios y las orientaciones de servicio y los conocimientos de los bibliotecarios posibilitan que la biblioteca-organización ayude a la institución a la que sirve a conseguir objetivos a través de la información. Hoy los repositorios están realizando la función de proyectar información a la red de forma que esta sea no solo se encuentre en los buscadores sino que además sea fácilmente utilizable por aplicaciones o portales de cara a construir nuevos servicios.

Blanca San José En 2006, en el artículo Colaboraciones y alianzas: la inteligencia social aplicada a las bibliotecas universitarias, decías que “en el siglo XXI la sociedad dominante sería en red… con un funcionamiento más abierto, dinámico y expansivo sin límites… ya que las bibliotecas se desarrollan por su capacidad de cooperar”. ¿Crees que este pronóstico se está cumpliendo en el mundo bibliotecario? En cualquier caso ¿por qué?

Lluís Anglada: La primera parte de la cita debe ser a su vez una cita de Manuel Castells. Su obra “La era de la información: economía, sociedad y cultura” me ha influido mucho. Creo que da algunas claves para entender esta época del cambio de siglo y que señala algunos cambios que son sustanciales para la comprensión de nuestro presente y prepararse para el futuro. Una de ellas es que las cosas ya no se van a hacer de la misma manera que se hicieron en el pasado y esto no es debido a que la tecnología usada sea o vaya a ser distinta, sino que los grupos tienen de organizarse va a ser distinta. El cambio que destaca Castells es que la organización jerárquica, vertical y en forma de árbol, de los grupos se debilitará y que formas colaborativas, horizontales y en forma de red adquirirán más relevancia. Esto no tiene pretensiones de contenido ético, es descriptivo. La sociedad red puede contener tantas injusticias o más que la sociedad árbol, pero es la forma de organizarse de una sociedad distinta, no diferente, sino paradigmáticamente distinta. La importancia que han tomado las redes sociales en nuestras vidas es un ejemplo de ello. Las tecnologías han hecho emerger una capacidad de socialización que los humanos teníamos en estado latente pero que no habíamos desarrollado por falta de medios.

Esto tiene consecuencias en la organización social a diferentes escalas y también en la organización corporativa del trabajo y los servicios. Hacer cosas juntos es más fácil y las barreras tradicionales (entre comunidades, entre instituciones, entre objetos) pierden importancia. A nivel bibliotecario esto es así también y las posibilidades, por ejemplo,  de  crear catálogos colectivos nacionales, continentales o mundiales son mucho mayores. Pero lo sustancial aquí no es que los vayamos a hacer porqué son tecnológicamente posibles, sino porqué serán socialmente necesarios. La tecnología solo es potenciadora de lo que subyace como necesidad humana. Algunas invenciones pueden ser una muestra admirable del ingenio humano, pero no encontraran lugar en la vida social sino responden a una necesidad determinada. Creo que esto es un aspecto que no se puede soslayar. Las bibliotecas acercan información a las personas y para hacerlo tienen en las demás bibliotecas a suministradores de información, ¿por qué no utilizarse mutuamente, pues, para prestar mejor servicio? 

Lorcan Dempsey resume este postulado de futuro afirmando que las bibliotecas son entidades multi-institucionles. Con ello –interpreto yo- está diciendo que la biblioteca es un centro independiente prestador de servicios que usa productos producidos por la red de sus congéneres: otras bibliotecas. La agrupación de las bibliotecas en alianzas, consorcios, asociaciones, etc. Nos permite crear servicios que potencian los propios hasta extremos no imaginables en el pasado. Esta es nuestra fuerza, ser organizaciones bien preparadas para trabajar en red.

Blanca San José En 2010 en una análisis sobre la situación de las bibliotecas “Bibliotecas: un enfermo con una mala salud de hierro” decías que “los avances tecnológicos y la exuberancia de la información digital habían producido cambios en los hábitos y expectativas de los usuarios”. ¿Crees que estos cambios de hábitos y expectativas de los usuarios que requieren cada vez mayor volumen de información en línea?

Lluís Anglada: Estamos en un momento de cambio importante y se hace difícil calibrar cómo será la nueva realidad. Karen Calhoun en su magnífico libro “Digital libraries: foundations, practice, prospects” hace la biografía de las bibliotecas digitales y sitúa su nacimiento en 1991. Valga esto para señalar que vivimos en la tierna infancia de la información digital y en red. Las formas más consolidadas de expresión literaria, científica y cultual (los libros, las revistas y las bases de datos) están mutando y con sus cambios emergen nuevos tipos de documentos, nuevos usos de la información y nuevas formas de consumo. En el pasado creímos que podíamos acercarnos a los usos de la información de forma científica previendo su uso. Así en los años 60 y 70 las bibliotecas con más recursos construyeron colecciones que pretendían (just-in-case) anticiparse a las necesidades de sus usuarios. Pero la interdisciplinariedad del conocimiento y la inmensa capacidad humana de encontrar nuevos puntos de vista hacen que esta pretensión fracase.  Cuando los sistemas para acceder a la información eran más limitados que los actuales, los usuarios usaban sistemas restringidos, por ejemplo, seguir los artículos publicados en las 8-12 revistas clave de la especialidad. Ahora que dentro de un entorno de biblioteca podemos acceder con facilidad a la práctica totalidad de la bibliografía publicada, las pautas de uso reflejan que el número de revistas que los investigadores usan se ha ampliado mucho.

¿Podemos anticipar algunas nuevas formas de uso? Brevemente, es probable que el uso de la información sea más global, más social, integrado en los flujos de lo cotidiano y regido más por la conveniencia que por la calidad. Más global porqué disminuirán las restricciones para acceder a la información; en el entorno científico es de prever que el Open Access se generalice y que dentro de poco cualquier científico pueda leer cualquier artículo de su materia. Más social porqué, entre tanta abundancia, la elección de lo que se va a usar estará regida por mecanismos sociales; la citación es uno de ellos, pero las recomendaciones explicitas o implícitas serán otro. Al contrario de lo que se supone, actualmente la mayor parte de visitas a un recurso digital no proviene de una búsqueda en Google sino de un click a un enlace. Más integrada en lo cotidiano porque somos cada vez más consumidores de información y con menos tiempo para hacerlo; esto hará que nuestros sitios preferidos (periódicos, revistas, puerta de entrada a alguna de las redes sociales que usemos, página web de la biblioteca…) sean dispensadores privilegiados e información que consideraremos usar antes de ir a un buscador. Finalmente, en este mundo de información abundante y tiempo escaso, lo más mejor será substituido por lo suficientemente bueno. 

Blanca San José En tu blog Bdig (biblioteques digitals i cooperación), el pasado día 10 de febrero publicaste el post Poner en valor la biblioteca, en el dices que “la valorización de las bibliotecas pasa por dos ejes. Uno es la traducción económica de sus servicios… y otra es mostrar la contribución de la biblioteca a las finalidades de la entidad a la que sirve.” ¿Puedes decirnos cuales crees que son las líneas de actuación para trabajar en ambos fines?  

Lluís Anglada: Esta es fácil. La traducción económica del valor de la biblioteca significa encontrar algún tipo de medidor que traduzca los servicios prestados en un equivalente económico del tipo ‘esto que usted ha usado tendría un valor de mercado de tantos euros’. En esta línea estaría el reciente estudio de Fesabid “El valor económico y social de los servicios de información: bibliotecas”. Yo personalmente soy algo escéptico con respecto a esta aproximación no es que no la crea útil, pero no la creo definitiva.

Creo más en la utilidad de trabajar en el segundo eje. Dado que toda biblioteca es un instrumento de una organización o colectividad, la valorización definitiva de la biblioteca pasaría por mostrar en qué grado los servicios de ésta contribuyen a realizar las finalidades de la institución a la que la biblioteca sirve. Así se están haciendo estudios que intentan mostrar que a mejores servicios bibliotecarios les corresponden mejores resultados académicos de los estudiantes de una universidad o que las bibliotecas municipales contribuyen a la cohesión social y alimenta el capital social y la confianza.

No es un camino fácil pero a mi entender es el camino definitivo. En el pasado las bibliotecas no fueron nunca cuestionadas por caras y esto fue así porqué se veían indispensables. La necesidad de mostrar nuestro valor ha surgido paralelamente a la duda social de nuestra necesidad: ¿para qué bibliotecas si todo está en la red? No convenceremos a nuestros conciudadanos con argumentos economicistas, sino mostrándoles que con más y mejores bibliotecas las colectividades que las sustentan tendrán más y mejores resultados. En la vida personal, en la laboral y en la social.


Compras consorciadas, consorcios y cooperación


Acaba de aparecer el último número de CLIP, el Boletín de SEDICEn él, Blanca San José Montano, vocal de Publicaciones de SEDIC me hace una entrevista que reproduzco en dos entregas aquí

Blanca San José. En 2002, en el artículo ¿Qué es justo?: modelos de precios en la era electrónica decías que “las compras consorciadas se realizaban para ahorrar dinero… y hacer más efectivo el gasto… aunque los modelos de negocio no eran favorables para los consorcios”. ¿Crees que actualmente con los nuevos modelos de negocio, licencias, precios… esta situación ha cambiado y mejorado la situación de los consorcios bibliotecarios al realizar las compras de su material electrónico? 

Lluís Anglada: El artículo es de hace mucho tiempo. En los momentos iniciales de los acuerdos consorciados algunos modelos de precios estaban hechos en base las características de las bibliotecas universitarias de los Estados Unidos de America (EUA). Esto hacía que, aplicados a Europa, fueran injustos. Para dar un ejemplo, a veces los modelos tarifaban costes a partir de número de usuarios. Esto en los EUA suponía hacerlo en base a los usuarios a tiempo completo (Full Time Equivalent), pero este dato ni aún hoy está disponible en las bibliotecas españolas. Con el tiempo los modelos de precio se han ido adaptando a las características de las instituciones de educación superior en diferentes países.

Hoy hay acuerdos de compra consorciada en casi todo el mundo, lo que indica que son acuerdos que han sido considerados beneficiosos por diferentes instituciones y diferentes personas. La no participación en acuerdos consorciados, o una participación baja, no es indicativo de la maldad de los acuerdos, sino más bien de la poca capacidad organizativa de llegar a acuerdos con instituciones similares y formar consorcios de compras.

Esta extensión de los acuerdos consorciados es la mejor muestra de su bondad ya que, de no considerarse beneficiosos, no se harían. A mi entender y para España han supuesto un cambio radical con respecto al acceso a la información. En el caso que conozco mejor (las universidades de Cataluña) con estos acuerdos los investigadores han tenido acceso a revistas científicas de calidad a unos precios muy razonables, cosa que no fue posible en el entorno impreso. Otra cosa son las desventajas de los acuerdos consorciados que las hay. La venta de información en paquetes por parte de las editoriales fortalece económicamente a las revistas que están dentro de los paquetes y debilita a las que no lo están.

Los modelos de precio criticados en el artículo de 2002 evolucionaron y se estabilizaron permitiendo la gran extensión de acuerdos que hubo entre los años 2000 y 2005. Pero estos modelos se basaban en el gasto que un conjunto de instituciones hacía en revistas impresas. Esta base ha dejado de tener sentido en el momento en que la mayoría de accesos son digitales, pero aún es la que se usa como cálculo básico. Los modelos actuales tienen, por tanto, que cambiar. Algunas editoriales han elaborado modelos de precio basados únicamente en las revistas digitales. En sí mismos, son modelos ‘mejores’. El problema está en que cuando se aplican generan desequilibrios (algunos consorcios deben pagar más que antes) que no se sabe como compensar.

Blanca San José. En 2003, en tu artículo  Impacto e influencia de los consorcios en la gestión de colecciones decías que habían existido dos oleadas de cooperación “la primera en los años 70 con la automatización con consecuencias en el préstamos interbibliotecario… la segunda, a finales de los años 90… con los consorcios de información electrónica y con consecuencia en las colecciones (catálogo, préstamo y compras conjuntas)…”¿Crees que nos encontramos ante un tercera oleada de cooperación?, si es así ¿cuál consideras que son sus consecuencias?

Lluís Anglada: Sí, incluso creo que deberíamos citar una oleada anterior generada por las facilidades de crear catálogos colectivos a partir de la reproducción fotográfica de fichas, el ejemplo más conocido de los cuales es el National Union Catalog (NUC). Sí también al hecho que la tecnología ha actuado como facilitadora de la cooperación bibliotecaria. El uso de los ordenadores en los 70 y la compra de revistas digitales en los 90. Pero el hecho a resaltar es que la tecnología es capacitadora, pero incapaz de crear necesidades a no ser que esta preexistan. Quiero decir con esto que las bibliotecas llevan en su código genético la necesidad de cooperar.

La cooperación no es un bien en sí mismo, es un instrumento. Cooperar o hacer cosas colectivamente puede ser un inconveniente en muchos casos, pero si tu misión es proporcionar información (esté esta dónde esté), solo hay dos maneras de hacerlo: o tienes toda la información existente, o te asocias con instituciones semejantes (es decir, otras bibliotecas) para que, conjuntamente, al oferta de información se incremente en cantidad y en nivel de satisfacción de peticiones. Las bibliotecas han elegido el segundo camino ya que el primero no solo es caro sino que es imposible. En los años 60 y 70 las bibliotecas de las universidades más ricas comprobaron que por dinero que tuvieran y por mucho que cientifizaran el proceso de compra nunca conseguirían tener toda la información que sus usuarios les pedían. 

En los 90 la información se hizo digital y esto propició la cooperación alrededor de las compras consorciadas. En estos momentos el cambio tecnológico que más afecta a las bibliotecas es que la información va a pasar a instalarse en la red. No, no lo está aún, es accesible desde la red. La información en la red estará físicamente en algún lado, pero estará preparada para ser interoperable. Esto se está haciendo hoy a partir de portales que recolectan la información digitalizada y almacenada a nivel local, pero ‘puesta’ en la red a nivel colectivo. 

En segundo lugar, lo que estamos construyendo es una biblioteca digital mundial. Para ello hemos de pasar a formato digital los muchos documentos manuscritos o impresos que las bibliotecas han atesorado y que hasta ahora solo eran consultables desde dentro de sus paredes (de las de las bibliotecas). Muchos de estos impresos están en diferentes bibliotecas, no tienen sentido que cada una de ellas produzca una copia. La biblioteca digital mundial será un mosaico compuesto de muchísimas piezas, para que todas formen una figura reconocible, las bibliotecas deberán trabajar conjuntamente.

Blanca San José En 2005, en INFODOC definiste los consorcios de bibliotecas como “agrupación cooperativa para coordinar esfuerzos… y con el objetivo de mejorar los servicios bibliotecarios a través de la colaboración… sobre todo de contenidos electrónicos”. Actualmente, ¿Cuáles consideras las actividades cooperativas más importantes que pueden llevar a cabo las bibliotecas para mejorar su infraestructura, colección, servicios…? Y ¿cuáles son los apoyos más importantes que necesitan para su ejecución?

Lluís Anglada: Sí, en 2005 la actividad cooperativa con mayores beneficios era la de contratar conjuntamente recursos electrónicos. Probablemente esta sea aún (y para los próximos 5 años, al menos) la principal actividad cooperativa. En las preguntas anteriores ya he destacado el hecho que la agrupación de las bibliotecas en cooperativas de compra ha supuesto un cambio sustancial en los servicios que ésas ofrecen ya que permiten ofrecer mucha más información de la que habrán podido ofrecer a sus usuarios en el entorno papel y comprando de forma individual. Quisiera destacar que esto ha supuesto además, para las bibliotecas que lo han hecho, una ganancia enorme en prestigio para las bibliotecas ya que sus usuarios han percibido la enorme ganancia del acceso electrónico a revistas como una aportación de las bibliotecas a pesar que esto ha sido un resultado de una agrupación de factores (tecnología, más modelos de precio para compras conjuntas más la capacidad de las bibliotecas de agruparse).

Con consorcios constituidos, las actividades cooperativas que representan beneficios claros para las bibliotecas consorciadas son diversas. Los objetivos de la cooperación de los años 70 y 80 continúan siendo válidos ya que los catálogos colectivos y el préstamo entre bibliotecas mejoran mucho los servicios que las bibliotecas ofrecen. Las colecciones impresas tendrán una importancia decreciente en el futuro próximo pero continuarán siendo las únicas fuentes para algunas actividades de investigación y aprendizaje. La constitución de almacenes cooperativos donde guardar de forma eficiente impresos importantes para la investigación pero de poco uso será otro ámbito de cooperación en los próximos años, tal como lo está siendo ya en los países más avanzados en estructura bibliotecaria.

También lo serán la construcción de plataformas o portales de visualización conjunta de información digital. Estos portales pueden hacerse al margen de la cooperación, pero su efectividad está asociada a compartir normas, conocimientos infraestructura y planes de digitalización. Quisiera destacar que hay ámbitos en los que la cooperación no tiene papel. Estos serían los más asociados al usuario final: la atención al usuario, la detección de sus necesidades, el acompañamiento en hacer posible el Open Access, la formación…

Para cooperar (da igual en qué cooperemos) se necesitan de forma indispensable dos cosas: visión compartida y generosidad. Tener una idea clara de lo que se debe hacer no es fácil, que esta visión lo sea con otros lo es menos, pero no podemos hacer cosas conjuntamente si no vemos de forma igual o parecía los retos a los que nos enfrentamos y no compartimos una determinada solución como la mejor o como la menos mala. La dificultad de tener una visión compartida depende del momento. A veces los objetivos son compartidos pero se carece de la fuerza para llevarlos a cabo, sería el caso hoy de hacer un catálogo colectivo, por ejemplo. En otros casos la necesidad no es compartida y el problema entonces es de liderazgo, de mostrarla y de encontrar aliados para ejecutarla. La generosidad no significa hacer cosas que uno no quiere, sino ser lo suficientemente flexible como para no impedir la cooperación con exigencias que lo son para uno pero que no pueden satisfacer los demás. Cooperar quiere decir estar entrenado en el gana-gana, es decir, en observar las ganancias propias sin fijarse (demasiado) en si las de los compañeros de viaje son mayores o menores que las nuestras.