dimecres, 6 d’octubre del 2010

Open Access

Javier Guallar. Eres también un actor en la primera línea de las políticas de Open access y has sido el promotor del OA Seminar en Granada, que tuvo como primer resultado la Declaración de la Alhambra del 14 de mayo de 2010 sobre promoción del acceso abierto en los países del sur de Europa. ¿Cuál es la situación del OA en estos momentos y cómo ves su proyección?

A mí como bibliotecario lo que me interesa es mejorar el acceso a la información. Esto puede y debe realizarse de diferentes formas: coleccionando material efímero y de escaso valor presente, organizando sesiones de formación en el uso de bases de datos o mejorando la distribución física del espacio de la biblioteca. Se hace comprando o subscribiendo información, actividad loable que, por haber dinero de por medio, sufre cierto desprestigio entre una profesión muy volcada a actividades altruistas. Ahora tenemos la oportunidad de mejorar el acceso a la información contribuyendo a la consolidación y expansión del movimiento del acceso abierto.

Los bibliotecarios estamos dentro del circuito de creación y consumo de información y, concretamente, de la información científica. En esta cadena ocupamos lugares a veces de protagonismo (en la difusión de la información), a veces de auxiliares. La cadena de difusión de información científica está en proceso de cambio. Ha sido más o menos estable en los casi cuatro siglos que nos preceden, pero la digitalización de la información y su distribución por la Red han introducido variaciones notables cuyo resultado final es todavía incierto. La citada compra de información por paquetes y de forma consorciada es una de las principales. Poner información en la Red de forma libre, y el acceso abierto a información que otros han puesto es otra de las componentes de este cambio que está de momento insinuando alternativas. Nuestra tarea como profesionales es favorecer las formas de distribución de información que redunden en mejoras para los usuarios.

La implicación de las bibliotecas en el OA es alta y esto está bien porque el movimiento está teniendo diversas consecuencias beneficiosas: incrementa la cantidad de información disponible, reduce el poder del oligopolio de las editoriales y sociedades que publican la principal información científica, y expone la información para que pueda ser usada en contextos distintos al que nacieron. Está bien además porque ha dado a las bibliotecas más juego. Hemos entrado en la cancha para sostener un movimiento que de momento tiene más influencia que poder. Y digo esto porque al mismo tiempo que la información disponible en OA es aún minoritaria, la existencia de repositorios de información es uno de los elementos que hoy está influyendo fuertemente en la elaboración de actividades al servicio de la ciencia.

Hace diez años, consorcios de Turquía, Grecia, Italia, España y Portugal (a los que se ha sumado recientemente Francia) nos reunimos para aprender los unos de los otros y mejorar nuestras posiciones con respecto a lo que hacemos. Hace un par de años quisimos incluir el OA en nuestras agendas ya que muchas de nuestras actividades tenían que ver con los repositorios. Nos propusimos redactar informes nacionales pera ver el estado del OA en los respectivos países, poder comparar situaciones y sacar aprendizajes. Le propusimos a la Fecyt que acogiera un encuentro sobre el OA en los países de los consorcios mencionados.

La idea era simple: reunir delegaciones nacionales formadas por personas representativas de los diferentes agentes que intervienen en la cadena de la comunicación académica para discutir los informes nacionales mencionados (y una copia de lo que habían hecho hace un par de años los países nórdicos) e identificar posibles medidas de soporte del OA. Se busca que las medidas aprobadas por expertos de diferentes países sirvan de apoyo a los esfuerzos que cada uno realiza por su lado. La reunión tuvo lugar en Granada el pasado mes de mayo y concluyó con una declaración que señala en qué ámbitos debemos avanzar y cómo hacerlo para dar apoyo al acceso abierto.

Quizá lo más importante de la Declaración OA de Granada sea el compromiso de las instituciones y personas asistentes de constituir en cada país una “task force” representativa en la que participen personas de los diferentes agentes implicados en la cadena de producción científica y el de realizar anualmente un plan de acción nacional para la promoción y extensión del movimiento.

De una entrevista de Javier Guallar a Lluís Anglada que aparece en el último número de El profesional de la Información (vol. 19, n. 5, setembre-octubre 2010) que tiene por tema central "Cooperación de bibliotecas en red".