Javier Guallar. Hemos empezado hablando del presente de las bibliotecas y vamos a terminar haciéndolo del futuro. Lee Rainie decía en la conferencia inaugural de las recientes Jornades Catalanes de Documentació que las bibliotecas en el nuevo ecosistema digital deberían jugar un papel como nodos de las redes sociales que establecerán cada vez más las personas. ¿Qué opinas de este argumento y cómo ves el futuro de las bibliotecas en este futuro digital, en el cual, como has dicho en tu blog, quizá ya no sean tan “indispensables”?
LA. Como institución, la biblioteca es muy antigua. Hay pocas organizaciones que hayan resistido el paso del tiempo tan bien como lo han hecho las bibliotecas. Cierto es que las bibliotecas de hoy se diferencian bastante de las que hubo en Roma o en la Edad Media, pero la “biblioteca” permanece. Esto ha sido así porque las bibliotecas han sabido recrearse o reinventarse cuando la situación lo ha exigido. Las bibliotecas pusieron los libros bajo cadenas cuando éstos eran bienes escasos, los recogieron cuando la desamortización de bienes eclesiásticos los dispersaba, los coleccionaron cuando fue necesario organizar el saber y los difundieron cuando la sociedad necesitó apoyo para la extensión de la alfabetización.
La existencia futura de bibliotecas depende de dos factores: de la evolución de las necesidades sociales con respecto a la información y de la capacidad de las bibliotecas de satisfacerlas. Las bibliotecas no son indispensables hoy y quizá no lo hayan sido nunca. Por desgracia, nuestras sociedades han dado sobradas muestras de cómo son prescindibles la paz, la justicia social, la cultura. ¿Porqué las bibliotecas serían una excepción a esto?
Si una institución es útil a la sociedad, permanece. Algunas instituciones sin utilidad pueden prolongar su vida de forma forzada, pero terminan por perecer. La clave no es ser indispensable (algo que es sólo alcanzable por don divino), sino ser necesario (algo al alcance de la mano del esfuerzo humano). La pregunta no es si la humanidad puede vivir sin bibliotecas, sino qué podemos hacer las bibliotecas para hacer más fácil y agradable la existencia humana. En la sociedad de la información debería ser fácil que los que hemos tenido la información como profesión pudiéramos aportar algo a la sociedad.
El malentendido se debe seguramente a que el concepto actual de biblioteca para el sentir popular se basa en lo que las bibliotecas aportaron como valor en una época en la que la información era un bien escaso: colecciones de saberes. Hoy la información es un bien de un acceso bastante fácil y el valor ya no está en la acumulación de información sino en la capacitación sobre su uso y en la facilitación de la transformación de la información en conocimiento.
¿La biblioteca debe o puede ser un nodo de las redes sociales? Quizá sí, pero no sólo esto. El acceso libre a la información mundialmente disponible será aún durante algún tiempo un desideratum, como lo son los derechos humanos a muchos años de su universal promulgación. La conservación del saber no está garantizada por una sociedad utilitarista, la formación crítica en el uso de la información no se circunscribe al ámbito escolar, la oferta variada de información de calidad no puede dejarse en manos de lo que se encuentre en la Red... Es decir, aún hay campo para recorrer en lo podríamos definir como los ámbitos tradicionales de la biblioteca. Más allá de éstos, las bibliotecas pueden ser nodos de las redes sociales, agentes facilitadores de la generación de conocimiento o terceros espacios o espacios sociales donde ejercer de ciudadano en la sociedad de la información.
Tenemos futuro si tenemos la inteligencia de saber leer las necesidades sociales y la flexibilidad de adaptarnos a ellas para satisfacerlas.
De una entrevista de Javier Guallar a Lluís Anglada que se publica en el número actual de El profesional de la Información (vol. 19, n. 5, setembre-octubre 2010) que tiene por tema central "Cooperación de bibliotecas en red". [Y fin de esto]
2 comentaris:
"Qué podemos hacer las bibliotecas para hacer más fácil y agradable la existencia humana" sin, por ello, dejar de ser bibliotecas (sea lo que sea una biblioteca) si me permite el añadido.
Apostilla totalmente acertada la de dErsu. Las bibliotecas pueden dejar de ser de dos formas, no haciendo y haciendo.
No haciendo, dejando que el mundo (la gente) cambie y nosotros (las bibliotecas), no. Manteniendonos en la rutina y prestando servicios cada vez menos necesarios.
Pero también hacienndo, cambiando porqué cambia el mundo pero perdiendo de vista aquello por lo que el mundo (la gente) creó las bibliotecas. Nuestro compromiso es con las necesidades de la gente con respecto a la información, no con las formas que tome la información.
La entrada de las bibliotecas en el mundo de la información electrónica será conyuntural si se limita al préstamo de algunos lectores electrónicos de libros ahora que esto está de moda y estructural nuestras políticas de compras y sevicios viran hacía la potenciación de la lectura y de la información a través de los recursos de la información digital. Por ejemplo.
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