Desde hace algún tiempo
OCLC nos ofrece anualmente unos fantásticos estudios que vale la pena leer.
El último fue comentado aquí
Justo con el tiempo de incluirlo en la maleta de los libros de las vacaciones apareció
From awareness to funding: a study of library support in America. El contexto del estudio es muy americano pero esto no debería alejarnos de su lectura que ofrece interesantes aprendizajes.
Del análisis de los datos estadísticos de las bibliotecas públicas de los EUA entre 2000 y 2005 OCLC observa un incremento de los usos (visitantes y préstamos) al mismo tiempo que un declive en los presupuestos. Las campañas a favor de las bibliotecas se han centrado en fomentar su uso, no en incrementar su financiación. Esta, en los EUA, proviene en un 80% de los impuestos locales. El estudio utiliza técnicas de marketing para identificar qué segmentos de población son más proclives a apoyar incrementos de impuestos para las bibliotecas y qué mensajes se deben usar para conciliar el mayor apoyo para las mismas.
El capítulo 1º (‘De la concienciación al apoyo financiero’) es un resumen ejecutivo del estudio: define sus objetivos, explica el proceso de segmentación de la población en función de su grado de apoyo a las bibliotecas, identifica las ideas fuerza asociadas al apoyo financiero a las bibliotecas y expone las conclusiones del trabajo.
El cap. 2º (‘Quién son los que dan soporte financiero a las bibliotecas’) es el más extenso (102 p.). En él se hace una segmentación de la población norteamericana con derecho a voto para identificar las franjas de ciudadanos más propensas a dar apoyo financiero a las bibliotecas. Recomiendo la lectura del capítulo y prometo intentar resumirlo en una próxima entrega de este blog. La principal conclusión es:
- “Significativa y sorprendentemente, el soporte financiero a las bibliotecas no se correlaciona con factores demográficos (ingresos, edad, genero, raza, afiliación política, etc.) ... El soporte a las bibliotecas tiene más que ver con una manera de pensar o una actitud mental que con los perfiles demográficos tradicionales.”
El cap. 3º investiga las actitudes de los cargos electos y profesionales de los municipios para con las bibliotecas. La conclusión principal es que estos tienen actitudes más bien positivas respecto las bibliotecas, pero que tienden a verlas más como una cosa ‘que está bien tener’ que como un equipamiento ‘que se debe tener’.
El explicito título del capítulo 4º (‘El soporte financiero a las bibliotecas es una actitud, no un componente demográfico’) me evita resumirlo (pero no a los lectores de este blog leerlo). Como muestra, un botón:
- “El apoyo a las bibliotecas está solo marginalmente relacionado con su uso. Buscar el apoyo a las biblioteca entre los usuarios nos enfoca los esfuerzos y las energías en el grupo equivocado”.
Destacar del cap. 4 que el soporte que las personas darían a la biblioteca depende de la imagen que esta les suscita. Sin olvidar que el lugar del estudio son los EUA, la biblioteca es vista como una organización que proporciona información y respuestas a preguntas, pero este es un espacio que está siendo ocupado por otros. El apoyo a las bibliotecas proviene no solo de quienes ven en éstas instrumentos prácticos (proporcionan información) sino de quienes las ven como potenciadores de las personas y con capacidad de transformar sus vidas.
Los cap. 5º y 6º se centran en como motivar y movilizar a las personas que pertenecen a los grupos de apoyadores probables y de super apoyadores de las bibliotecas. El 7º es de conclusiones .
De la obra yo destacaría principalmente el hecho de que el apoyo a la biblioteca proviene más de una forma de pensar que de su uso. Esto me lleva a
George Lakoff y sus teorías sobre el pensamiento metafórico. Podemos hacernos una idea de las mismas con la lectura amena de lo que fue un best seller hace algunos meses,
No pienses en un elefante: lenguaje y debate político. Lakoff nos muestra que el apoyo político (a un partido o a un candidato) no depende tanto de las medidas concretas que este proponga sino del marco conceptual en el que estas se inscriban.
Resumiendo mucho (y espero que no del todo mal) cada persona tendría una cierta estructura, mental que se predispondría a favor o en contra de ciertos escenarios que son los marcos conceptuales en los que se inscriben las propuestas políticas, de forma parecida, el apoyo a la biblioteca provendría menos de quién objetivamente se beneficia de la misma que de quién confía y cree en la función de la misma. Entonces (y como corolario de lo anterior) quizá sea tan importante crear conexiones positivas entre la gente y la biblioteca que explicitar racionalmente los usos que esta tenga.
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