Última entrega de la aportación Bibliotecas: un enfermo con una mala salud de hierro que se publicará próximamente en el Anuario ThinkEPI.
Las bibliotecas, buscándose a si mismas en un mundo global
Si bién en los apartados anteriores no me he atrevido a destacar un hecho por encima de los demás citados, aquí sin lugar a dudas me atrevo a afirmar que lo más destacado del 2009 de las bibliotecas como organización ha sido la decisión de OCLC de internacionalizarse.
Fundada en 1967 como cooperativa, OCLC creció hasta principios de este siglo aportando a sus miembros más acceso a la información mundial y menos coste para las actividades bibliotecarias. De unos años hacia aquí, y reaccionando quizá a un cierto estancamiento ha estado desarrollando una estrategia agresiva para incrementar la presencia del catálogo WorldCat en la red, ampliar los servicios que ofrece y, más recientemente, para convertirse en una cooperativa global.
Había dos OCLC. La que servía a las bibliotecas norteamericanas y la que revendía servicios a las demás. Desde una perspectiva europea, OCLC ha actuado más como empresa que como un aliado de las bibliotecas. Quizá esto cambie con la decisión que tomaron en 2008, y que acordaron ejecutar en el Consejo de OCLC de mayo del 2009, de implementar un nuevo sistema de gobierno de la organización. Este se basaría en un Consejo Global que sería elegido por tres consejos regionales: América del Norte y del Sur, Asia y Pacífico, y Europa, Medio Este y África. Parece pues que OCLC enfoca la globalización de cara y la asume con radicalidad. Las bibliotecas norteamericanas perderían así el control que hasta ahora han tenido sobre las decisiones que tome OCLC en su conjunto y la fuerza de la organización se basaría “en la diversidad geográfica, tipológica o de dimensiones de sus miembros”.
En 2009 sigue siendo novedad que las bibliotecas se buscan a si mismas ¿Qué debemos hacer con tanta información? ¿Cuál debe ser el rol de las bibliotecas en un mundo en el que la mayor parte del flujo de información ya no circula por los conocidos medios impresos? ¿Cómo podemos continuar siendo útiles? Wendy Lougee, que ya había hablado de los nuevos roles de las bibliotecas ‘difusas’ en la era digital, afirma que le tema clave para el futuro de las bibliotecas no es tanto la estrategia que tomen como el rol que decidan asumir. Propone que la biblioteca se plantee como puede ser un instrumento para hacer avanzar la institución a la que pertenece y contribuir a que ésta alcance sus objetivos. ¿Cómo? Pues, fijándonos menos en la información que recogemos y difundimos y más en cómo lo hacemos.
La información, en el mundo digital y en sociedades con un cierto bienestar ya no es un bien escaso. La información existe y está disponible a quien la quiera usar. El tema no es este, sino como podemos contribuir a que la información se use. Así el rol de las bibliotecas sería ayudar a que la información fluya. Facilitar que la información fluya significa facilitar su creación, conservación y consumo, pero el acento lo ponemos en el flujo, no en la información. Entender los procesos de como usamos o consumimos información para poder facilitar la comunicación de la misma. Este puede ser uno de nuestros papeles en una sociedad en la que la información disponible y circulante aumenta sustancialmente más que el consumo que hacemos de la misma.
Si esta es la contemporánea forma de ser (estar expuestos a más información que nunca) y nuestro papel es facilitar los procesos a través de los cuales consumimos información, la conectividad pasa a ser un tema clave. Pocos días antes de escribir este artículo visité una biblioteca en la que los usuarios se agrupaban curiosamente en determinadas áreas dejando libres espacios que a simple vista parecían más atractivos. Una mirada atenta descubría los cables de conexión de los instrumentos portátiles de los lectores a la red eléctrica de la biblioteca.
La conectividad con la información digital (ya no la existencia de la misma) está cambiando nuestras vidas. Queremos y esperamos poder estar conectados siempre y en cualquier lugar y esto tiene implicaciones organizacionales, en como se usa la biblioteca, en las habilidades informacionales y en el desarrollo de la colección. La accesibilidad de la información desde periféricos móviles obliga a rediseñar los servicios bibliotecarios y a pensar como promover la biblioteca en un entorno de red en el que los servicios se atomizan y difuminan.
¿La nota negativa? La ausencia de ninguna inauguración relevante en España de un edificio de biblioteca, las bibliotecas físicas que no se han hecho. Las bibliotecas contemporáneas son difusas y ofrecen conectividad y servicios remotos, pero son también espacios. La biblioteca espacio ofrece información y servicios y ofrece (o debería) un lugar para descubrir, para socializar y para recogerse. En bibliotecas el déficit cultural acumulado a lo largo del franquismo ha sido paliado en parte. De forma sustancial en bibliotecas universitarias y nacionales. De forma importante pero aún insuficiente en bibliotecas públicas (parece realista afirmar que cerca de 2/3 de lo que estadísticamente se consideran bibliotecas públicas, a tenor de los estándares mínimos, no lo son). De ninguna forma en bibliotecas escolares.
Colofón
Donde dije digo, digo Diego, y sin que me sepa mal rectificarme mencionar la inauguración el pasado 30 de enero de la nueva Biblioteca de Rubí. Rubí tiene algo más de 70.000 habitantes y es desde este punto de vista la 16ª ciudad de Cataluña y la 97ª de España. La primera biblioteca de Rubí se inauguró en 1953. En 1987 se mudó a otro edificio para mudarse de nuevo a un edificio rehabilitado del que ocupa casi 5.000 m2. Con estas dimensione, la biblioteca de Rubí es la segunda biblioteca pública de Cataluña.
La larga historia de la biblioteca se cuenta en un vídeo (en catalán) en el que se pueden ver imágenes de la biblioteca, sus instalaciones y los más de 50.000 documentos (32.000 libros para adultos, 10.000 para niños y más de 10.000 CDs) con la que renace.