Hace unos meses Steve Coffman, publicó un interesante
artículo bajo el título “The Decline andFall of the Library Empire" en la revista Searcher 20(12)3. Lo resumieron y
comentaron Nieves González, Decadencia y muerte del imperio bibliotecario, Jesús Tramullas, Gibbon y la caída del imperiobibliotecario, y yo mismo, Que somien els bibliotecaris enbiblioteques electròniques?
Coffman estuvo en Barcelona y Madrid la semana pasada y
yo pude escucharlo en la Facultad de Biblioteconomía y Documentación de la UB
en una conferencia que probablemente no difirió de las otras que dio en España.
El mensaje de la interesante conferencia era que, en el entorno digital, a las
bibliotecas les han salido competidores que están haciendo y harán lo mismo que
las bibliotecas pero con menor coste y más rápidamente que las bibliotecas. Analizó
cuatro alternativas que las bibliotecas han considerado en este entorno:
ofrecer espacios, ser creadores de comunidades, hacer de editores y facilitar
la creación de conocimiento. Rechazó las cuatro por tener poco futuro y animó a
las bibliotecas a concentrarse en su rol tradicional de creadores y
mantenedores de colecciones impresas. A su entender, esto las bibliotecas
tienen que hacerlo cambiando su forma de operar; deben reducir costes de
funcionamiento e invertir estos ahorros en la compra de más contenido, es
decir, libros impresos.
Comparto en buena parte las críticas de Coffman a la manera
de operar de las bibliotecas. Diversos autores han mostrado que el entorno
tecnológico supone un cambio profundo en los procesos tal como tradicionalmente
los hemos concebido y realizado las bibliotecas. Coffman sugiere que hay dos formas
de disminuir los costes operativos actuales: externalizar procesos en empresas
comerciales y centralizar servicios y bibliotecas.
Hay dos autores de los que intento no perderme lo que
dicen: Lorcan Dempsey y David W. Lewis. Los dos no sólo sugieren cambios en lo que
hacen las bibliotecas sino en como lo hacen. Recomiendo
el artículo de David W. Lewis, “A strategy for academic libraries in the first
quarter of the 21st century” (College & Research Libraries, 68(07)5,
418-434, con traducción catalana)
La idea de Lewis es simple, las bibliotecas orientarnos a
lo digital y para ello sacer recursos de los que tenemos ahora y estamos
aplicando a lo impreso. La estrategia de Lewis se compone de cinco elementos: completar
el paso de colecciones impresas a colecciones en formato electrónico; retirar
colecciones patrimoniales impresas a almacenes de documentos de bajo uso; redistribuir
el espacio de la biblioteca; modificar lo orientación de los instrumentos, los
recursos y los conocimientos técnicos de la biblioteca; y, trasladar el foco de
las colecciones de la compra de fondos a la gestión del contenido.
Lorcan Dempsey estuvo en España un par de veces el año
pasado y dio dos conferencias de contenido parecido en el congreso de LIBER y
en la asamblea de Rebiun. Tengo mis notas de la conferencia del LIBER que se
tituló “The university Library: reconfiguring organizational boundaries in a
network environment”. Del pensamiento actual de Dempsey yo destaco tres
aspectos. El primero que debemos estar en la red y que para ello tenemos que agruparnos;
la red es un universo de planetas que atraen usuarios en proporción a su fuerza
de gravedad. Las bibliotecas no agrupadas son una constelación de satélites sin
fuerza de gravedad suficiente para atraer a usuarios a sus servicios; agrupadas
pueden llegar a tener el peso equivalente al que tienen hoy Amazon, Google o la
Wikipedia. El segundo, las bibliotecas deben rebajar los costes bajo los cuales
operan (la misma idea que Coffman) y para ello apuesta por lo que está haciendo
OCLC de estar construyendo un sistema de gestión (WorldShare) que debería
permitir este ahorro de costes. El tercero, que las bibliotecas son una entidad
multi-institucional es decir, que los servicios que ofrecen son no solo los que
pueden construir cada una de ellas sino los que son capaces de construir en
cooperación.
Si las críticas que hace Coffman a como funciona las
bibliotecas me parecen oportunas y excelentes, las alternativas que ofrece (en
su artículo o en la conferencia citada) las considero insuficientes. Tuve el
placer de participar en la Jornada "BIBLIOTECAS 2029" que se celebró
en Jumilla los pasados 21, 22 y 23 de Septiembre. La jornada nos enriqueció a todos los que participamos
en ella. A mi me ‘obligó’ a reflexionar sobre las posibles funciones de las
bibliotecas en este contexto de cambios disruprivos.
Creo que el paradigma actual viene menos caracterizado
por el paso de lo impreso a lo digital que por el paso de una información
escasa y de difícil acceso a una información abundante de fácil acceso. Las bibliotecas
han sido útiles a la sociedad por haberle ofrecido un acceso no fácil de
obtener a la información, información que
ha ganado en valor a lo largo de los dos siglos pasados. El valor de la
información ha continuado aumentando, pero las dificultades de acceder a la
misma no han hecho sino disminuir. En este entorno, lo sustancial ya no es (usando
la distinción de Michael Buckland) fijarse solamente en la información como
objeto sino ampliar nuestros roles hacia la información como proceso.
La información como objeto continuará mereciendo nuestra atención
ya que un acceso igualitario a la información requiere que alguien la subsidie
y se ocupe de la que no es comercial. Pero la información como proceso debe
atraer todos nuestros esfuerzos. En el Siglo XXI adquirir información será
crucial para los ciudadanos y este proceso puede estar acompañado o no de
ayuda.
El acceso a la información (objeto) en el Siglo XIX y XX estuvo
acompañado y facilitado por las bibliotecas. El proceso de adquirir/incorporar información
en el Siglo XXI puede ser dejado a la iniciativa individual (y triunfará un liberalismo
desigualitario) o ser acompañado y facilitado por las bibliotecas y conseguir
así (o intentarlo) una sociedad igualitaria con respecto las posibilidades que
la información proporciona para los desarrollos humanos, sociales y profesionales
de las personas.