La CRUE acaba de publicar “La
Universidad Española en cifras
2013-2014”, informe que firman Juan Hernández Armenteros y José
Antonio Pérez García. La publicación una síntesis ofrece de datos del sistema universitario
español expresados en indicadores agrupados en los capítulos siguientes:
1.
Demanda de enseñanza
universitaria
2.
Precios, becas y ayudas
al estudio universitario
3.
Oferta de enseñanzas
universitarias
4.
Recursos [financieros]
del sistema universitario
5.
Resultados
(docentes y en investigación)
Supongo que en una publicación de este tipi es
inevitable que no esté todo lo que uno esperaría encontrar, pero no deja de
sorprenderme la ausencia total de indicadores referentes a biblioteca.
Las bibliotecas están incrementando su invisibilidad
de forma peligrosa. Los edificios son usados igual o más que nunca, pero ya no
por los profesores y éstos usan la información que contratan y organizan las
bibliotecas, pero les fluye de ‘internet’ sin que perciban que la biblioteca es
el intermediario.
El informe da datos de producción, no de recursos, y
esta es la tendencia. La fortaleza consolidada de las bibliotecas se basó en
los pasivos (metros cuadrados y libros), y, en los últimos años, los intereses
de los gestores de la enseñanza y de la sociedad se han desplazado hacia los
beneficios producidos por estos recursos.
Nuestro colegas norte-americanos hace algunos años
que están orientando los esfuerzos de su asociación profesional a mostrar el valor
dela bibliotecas y la asociación europea LIBER acaba de decidir crear un
grupo de trabajo dedicado a métricas.
A medida que el libro impreso deje de estar teñido
del valor romántico que le conferimos en el pasado, la biblioteca decaerá
también en valor a no ser que sepamos mostrar lo que esta aporta a la
universidad.
No sé si es lamentable, pero sí que es inevitable que
lo invisible acabe percibido como inútil.
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