Las AACR cumplieron el papel de
unificar las prácticas catalográficas, pero fueron concebidas para un contexto
previo a la generalización del uso de los ordenadores. El formato MARC no hace
más que encapsular los elementos bibliográficos mencionados en las normas de
catalogación en campos y subcampos. Así un ordenador puede ‘leer’ los registros
catalográficos (las siglas del MARC se corresponden a MAchine-Readable Cataloging) y saber que lo que
sigue al $c en un campo 100 es un título o una palabra asociada a un nombre
propio y debe escribirlo en cursiva. Las ISBD (International Standard
Bibliographic Description) tuvieron como intención no solo orientar la
catalogación descriptiva sino organizar la misma de forma que los ordenadores
la ‘leyeran’ cómodamente.
Con el MARC (bajo AACR) los
ordenadores saben leer, pero no comprenden. Un ordenador no comprende que El Somni d'una nit d'estiu represente la misma obra que A Midsummer Night's Dream o El
sueño de una noche de verano. Mucho menos puede saber que la obra original
ha tenido adaptaciones infantiles (como la mencionada de A. Díaz-Plaja y P.
Bayés) o que con este título compusieron obras musicales Benjamin Britten y
Felix Mendelssohn y una canción los Queen.
El origen de las RDA debe buscarse
en el intento de dar con una solución contemporánea a los retos de la
catalogación, una solución que contemple las posibilidades de la tecnología y
las formas cambiantes de las necesidades de los usuarios. Las RDA quieren
deshacerse de servitudes que fueron lógicas pero que hoy ya no lo son (la del
tamaño escaso de las fichas en los catálogos manuales o la de las limitaciones
de los instrumentos de recuperación).
Las RDA continúan orientándonos en
qué hacer con los nombres de personas que incluyen guiones (RDA 8.5.5) o con
los nombres de congregaciones, tribunales u otros organismos administrativos de
la Iglesia Católica (RDA 11.2.2.28); en esto, las RDA y las AACR se parecen. El
cambio no está aquí, sino en la mirada con la que el catalogador contempla los
objetos que describe para su recuperación.
El origen de esta mirada está en las
FRBR (Functional
Requirements for Bibliographic Records), una publicación de la IFLA del año
1998 (¡hace casi 20 años!). Las FRBR fueron concebidas como respuesta a un
entorno enteramente nuevo, un entorno que exigía reducir los costes de la
catalogación, que estaba cada vez más ‘automatizado’ y en el que emergían
nuevas necesidades de los usuarios. El centro de atención de las FRBR no son
los registros bibliográficos, sino las ‘entidades’ que estos representan y que
son lo que verdaderamente importa al usuario. Volveremos al tema en el apartado
siguiente.
Esta nueva forma de ver la
catalogación requiere nuevas normas (las RDA), pero también nuevas formas de
encapsular la información para que ésta ya no solo sea ‘leíble’ por los
ordenadores, sino que sea ‘comprensible’ por ellos. El formato MARC está
llamado a ser substituido por BIBFRAME (Bibliographic Framework Initiative), un proyecto de la
Library of Congress aún no ultimado.
En el formato MARC subyacen las
AACR. Su objetivo es agrupar elementos en un registro bibliográfico de forma
que cada uno pueda distinguirse de los demás y pueda ser manipulado de forma
independiente. BIBFRAME intenta crear un modelo distinto en el que lo
importante no es agrupar elementos sino relacionar ‘entidades’; BIBFRAME proporciona
“los fundamentos de la futura descripción bibliográfica, ya sea en la web o en
el mundo más amplio de la red”.
p.d. La diapositiva es de una presentación de Thomas Meegan disponible en SklikdeShare
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