Decidir
continuar haciendo una revista (o hacer una revista nueva) no significa seguir
haciendo las cosas igual que siempre. Afortunadamente hay instrumentos nuevos
que facilitan conseguir lo que es el objetivo de cualquier revista científica:
la comunicación entre investigadores y el desarrollo del conocimiento.
Publicar en
papel o en digital puede ser la primera de las preguntas a plantearse, pregunta
respecto la que mi opinión es clara: Las revistas impresas en el ámbito de la
ciencia, y admitiendo posibles excepciones, no tienen futuro y tampoco presente.
Hoy la
difusión y lectura de artículos científicos se produce casi de forma exclusiva
de forma digital. Ha pasado suficiente tiempo como para tener evidencia
empírica que los investigador prefieren las revistas electrónicas, aunque sea solo
por motivos de comodidad en el acceso y en la recuperación. Las bibliotecas de
las universidades de Cataluña, entre los años 2002 y 2004 se plantearon si
mantener las suscripciones en papel al tiempo que las tenían en digital y, tras
considerarlo detenidamente, no tardaron mucho en concluir que las suscripciones
electrónicas eran suficientes, y que las impresas se dejaban de usar cuando su
equivalente digital estaba disponible.
No he mencionado
el coste de imprimir y distribuir físicamente una revista, aunque la
sostenibilidad económica de cualquier revista es un tema de primera magnitud
siempre, y más ahora, en tiempos de recursos escasos. A efectos de diseminar,
hoy las versiones electrónicas son incomparablemente más eficaces que las
correspondientes impresas, y la impresión bajo demanda permite hacer a un coste
razonable los ejemplares impresos que prudentemente haya que conservar o que sea
conveniente distribuir. Publicar en digital no elimina de ninguna manera la
totalidad de costes existentes (incluso añade algunos), pero los reduce.
La
distribución de una revista en formato digital seguramente es el cambio más
aparente de la ‘era Internet ', pero no es el único. Las revistas impresas eran
usadas principalmente a partir de las suscripciones individuales o de las bibliotecas
y a partir de las noticias sobre un artículo publicadas en bases de datos. Hoy
esto ha cambiado de drásticamente. Las revistas continúan difundiéndose por los
canales tradicionales pero a estos se han añadido otros propios del medio
digital.
Los artículos
digitales llevan incorporados los elementos descriptivos del artículo
(metadatos). Los metadatos pueden ser recolectados y tratados por aplicaciones
informáticas que los analizan, seleccionan y redistribuyen. Así los metadatos
proporcionan a los artículos nuevas vías para llegar a lectores potenciales.
Los metadatos de los artículos permiten que estos se incluyan en portales y en
grandes índices. Esto es lo que hace, por ejemplo, RACO, que es un portal que
permite la consulta conjunta de 453 revistas de temática diversa publicadas en
Cataluña, en catalán o relacionadas por historia o por temática con la cultura
catalana. También es lo que hace Google Scholar, una gran base de datos
interdisciplinar de artículos científicos creada a partir de la recopilación de
los metadatos de los artículos.
Hay, además,
nuevos canales de comunicación para difundir los artículos. Estos son, por un
lado, las redes sociales, pero también repositorios interdisciplinares donde
los autores depositan sus trabajos - como ResearchGate, o Academia, por
ejemplo-, o repositorios temáticos -como arXiv-, o los sistemas
de enlaces que van de una citación al artículo -como CrossRef-. El
funcionamiento en Internet de las revistas está introduciendo nuevas
herramientas que permiten que aplicaciones informáticas gestionen artículos sin
intervención de personas, por ejemplo los identificadores de autores - como
ORCID- o los identificadores de objetos digitales -como Handle o DOI.
1 comentari:
En mi opinión, sin la versión impresa las revistas pierden dos cosas: imagen y posibilidad de serendipidad, o por lo menos una forma de realizarla.
1) Cuando ahora tengo que presentar EPI a alguien todavía me llevo un antiguo ejemplar impreso, pues es muy distinta la reacción de la persona si ve algo tangible, con dimensiones físicas, imágenes, etc., o si se tiene que imaginar algo online. Un buen folleto ayuda, pero no es lo mismo.
2) Otra cosa que permitía la versión impresa era el hojeo sin buscar nada concreto --para lo cual es mejor la versión online, como dice Anglada-. Era un hojeo para "descubrir" qué cosas interesantes traía el último número.
Publica un comentari a l'entrada