Hace unos pocos días, la
Universitat de Barcelona, a propuesta de la Facultat de Biblioteconomia i
Documentació, concedió el grado de doctor honoris causa a Eugene Garfield. La
‘laudatio’ de la figura de Garfield la hizo Cristóbal Urbano. Vale la pena leer
el discurso
de Cristóbal Urbano donde de forma erudita y amena se repasa la trayectoria
profesional y las aportaciones de E. Garfield.
La cienciometría y la bibliometría –disciplinas que
tienen con Garfield una deuda impagable- siempre me han parecido disciplinas
apasionantes pero no son sus aportaciones a este campo lo que a mí más me ha
influido. Recuerdo bien, en cambio, lo extraordinario que me parecieron los Current contents o el Citation index cuando los conocí, y
mucho antes de ser consciente de la estatura profesional de Garfield.
Todo debe ponerse en su contexto. Descubrí los Current contents siendo profesor de la
Escuela de biblioteconomía, es decir a mediados de los 80. Me sorprendió que
por unas publicaciones tan enclenques la gente pagara una subscripción sorprendentemente
cara y del todo indispensable para cualquier biblioteca de investigación. Me avergüenza
un poco decirlo, pero fue así. Si uno se dejaba llevar por la que aparentaban
aquellos fascículos que reproducían las páginas de sumarios de las principales
revistas científicas no podía más que no entenderlo. Pero los CC cubrían un vacio muy importante:
daban acceso ya no solo a la noticia de lo publicado sino que, de forma
indirecta, daban acceso al contenido mismo (¡accesibilidad y disponibilidad de
una sola tacada!).
Saber qué se publica en un campo determinado y poderlo
obtener son necesidades constantes para un investigador. Lo fueron a principios
del siglo pasado (cuando aparece la primera revista de resúmenes, el Chemical Abstracts, y se extiende el
préstamo entre bibliotecas) y lo siguen siendo a principios del siglo presente (ahora que el
descubrimiento se produce a menudo en las redes sociales y el acceso es directo
a través de la red).
Conocer lo que hay y poderlo leer son necesidades
(constantes) que subyacen en cualquier actividad científica y a éstas debemos
dirigir los bibliotecarios nuestros esfuerzos. Los CC tuvieron en los 90 muchos imitadores entre las bibliotecas
universitarias. Se organizaron servicios de fotocopias de sumarios de revistas
que se distribuían, incluso de forma selectiva, entre quien se subscribía a las
mismas y que permitían recibir los artículos fotocopiados por lo que entonces
recibió en nombre de servicio de suministro de documentos.
No me acuerdo en cambió de cuando tuve conocimiento del Citation index. El invento me pareció de
una simplicidad y efectividad pasmosa: buscar un artículo importante o seminal
en una materia dada para rastrear en sentido temporal ascendente quién lo había
citado. El principio subyacente -los que citan un artículo de un tema dado más
que probablemente traten este mismo tema- hoy nos parece tan ‘natural’ como
sorprendentemente nuevo parecía entonces.
La lección de elogio de la figura de Garfield de C.
Urbano nos muestra que el camino que hay entre sendos ‘descubrimientos’ y los servicios
bibliográficos que se desarrollaron a partir de ellos está lleno de tesón,
esfuerzo, y acierto. Otra lección a aprender: las ideas simples no se
desarrollan de forma automática de forma derivada de su potencia, sino que son
hijas del trabajo.
Profesionalmente hablando, hemos tenido la enorme suerte
de pertenecer a un ámbito en el que se han desarrollado instrumentos y servicios
que han usado tecnologías en su momento emergentes. Lo fue, en su momento, la
consulta remota a bases de datos, pero también los OPACs o los CD-Roms. Novedades
tecnológicas todas ellas fascinantes y ‘revolucionarias’; lo suficiente sorprendentes
y nuevas como para atraernos por ellas mismas y para hacernos olvidar para qué
surgieron.
Estamos invirtiendo mucho esfuerzo en crear y alimentar
repositorios institucionales, pero parece que hay más artículos en abierto en Academia.edu
o en ResearchGate; ídem con los
instrumentos de descubrimiento a pesar que mucho ‘descubrimiento’ parece
producirse directamente en los buscadores. El acontecer de las cosas nos deparará
sorpresas, pero, lo más seguro es que quién sabe cuáles serán. Las necesidades
de los usuarios son la luna, y las novedades tecnológicas el dedo que la
señala.
Nuestro deber es mirar más allá del dedo.
1 comentari:
Muy interesante reflexión sobre uno de los hitos que no solo han cambiado nuestra profesión sino la visión de la ciencia y la investigación.
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